La sexualidad es un proceso dinámico que transitamos toda nuestra vida e involucra aspectos de nuestras prácticas y subjetividades. Es parte de lo que somos, y por lo tanto, tiene que ver con nuestro cuerpo, nuestras emociones y pensamientos. Si bien se asocia con el sexo, es algo mucho más amplio. Está relacionado con las actitudes, con cómo nos expresamos y vestimos, con nuestras fantasías y creencias; y con la forma en que nos vinculamos con los otrxs. Es decir, forma parte de nuestra identidad como un todo, por eso decimos que es integral. Elegir cómo queremos vivirla, es nuestro derecho.
La sexualidad abarca tanto las vivencias internas (en relación al cuerpo, la genitalidad, la mente, el deseo, la espiritualidad) como las externas (contexto social, político y cultural). También es un aprendizaje. Cuanto más sabemos y nos conocemos, más libertad tenemos para disfrutar, cuidarnos y decidir qué queremos. Informarnos y descubrir qué nos gusta es clave para vivir con placer, responsabilidad y respeto hacia unx mismx y hacia las otras personas.
Disfrutar es algo importante en nuestras vidas. A medida que crecemos, podemos descubrir qué cosas nos gustan y elegir lo que queremos experimentar. Los intereses, deseos, incluso las formas de pensar y vivir el placer cambian en cada etapa y son distintos para cada persona.
Es por eso que, cuando hablamos de placer sexual, tenemos que saber que no existe una única forma. Lo que puede ser muy excitante para alguien, puede no serlo para otrx y viceversa. Por eso, es importante conocer nuestros cuerpos y sentimientos, reconocer qué nos gusta y qué no y saber cómo cuidarnos para poder disfrutar de nuestra sexualidad de forma libre, segura y sin violencia.
A través de nuestro cuerpo experimentamos y vivimos la sexualidad. Las zonas erógenas son partes muy sensibles que, al ser estimuladas, pueden permitirnos sentir placer. Estas zonas no son las mismas para todxs; para algunxs puede ser placentero un beso en la oreja o la estimulación de los pezones, mientras que a otrxs les puede gustar más una caricia en el cuello o masajes en los pies.
Además de nuestros cambios corporales, podemos notar que también los deseos y atracciones sexuales se vuelven más importantes. Es un momento que se vive con mucha intensidad, porque nos estamos desarrollando de forma integral: física, sexual, psicológica y social.
En la adolescencia, nuestro cuerpo experimenta cambios. Suele aumentar el vello y aparecer en partes donde antes no había, podemos tener acné y nuestro peso y altura varían. Estos cambios no se dan al mismo tiempo ni de la misma forma en todas las personas. El desarrollo de las mamas, el inicio de la menstruación, el agrandamiento del pene y testículos, la primera eyaculación y el agravamiento de la voz son algunas de las transformaciones más importantes que podemos vivenciar.
Existen órganos genitales externos e internos. Los externos -vulva, pene y testículos- son zonas erógenas muy sensibles que pueden generar placer y también estar vinculadas o no con la reproducción.
En general, los órganos genitales son nombrados como masculinos o femeninos. Sin embargo, nuestra identidad de género no se define por nuestros genitales. Una persona es mujer o varón cis o trans, o no binario según su autopercepción. Podés leer más al respecto en la sección de la página de diversidad.
• La vulva
Es el conjunto de genitales externos que suelen nombrarse como “genitales femeninos”. La vulva está compuesta por: el clítoris, el orificio vaginal, el meato uretral y los labios menores y mayores. Los labios mayores, desde la pubertad, están cubiertos de vello que protege la zona.
El clítoris es un órgano pequeño, carnoso y eréctil cuya parte visible se encuentra en la unión superior de los labios internos, pero internamente es más grande. Es un órgano que al estimularlo puede generar mucha excitación sexual. Una forma de observar la propia vulva es usando un espejito.
La vagina, en cambio, se ubica del lado de adentro, entre el útero y la vulva, y está recubierta de membranas mucosas que mantienen la humedad y la protegen frente a posibles infecciones. También el útero, las trompas de Falopio y los ovarios son órganos internos. Los ovarios producen los óvulos,
que son las células sexuales de reproducción. Las trompas de Falopio conectan los ovarios con el útero, un órgano muscular en forma de pera, donde se desarrolla el feto cuando se produce un embarazo.
• La menstruación y el ciclo menstrual
La menstruación es una pérdida de sangre por la vagina que se repite de manera cíclica todos los meses. También llamada regla o período, suele aparecer por primera vez entre los 11 y los 15 años y desaparecer alrededor de los 50, aunque esto varía de una persona a otra.
La menstruación es uno de los momentos del ciclo menstrual, que en general es de 28 días, aunque puede variar entre 25 y 35 días. En cada ciclo, un óvulo madura, crece y sale del ovario. Después, pasa a una de las trompas de Falopio en su camino al útero.
Si el óvulo es fecundado por un espermatozoide, puede surgir un embarazo. Si esto no sucede, se produce la menstruación, que suele durar entre 3 y 7 días. La sangre menstrual es el resultado de la desintegración de parte del endometrio, que es la pared interior del útero, que se engrosa todos los meses en el momento de la ovulación. La cantidad de sangre puede variar mucho de una persona a otra.
• Pene y testículos
El pene y los testículos son los órganos genitales externos que suelen nombrarse como “genitales masculinos”. La cabeza del pene es una zona muy sensible y está cubierta por una piel delgada que se retrae, llamada prepucio. Algunas personas deciden extraerlo a través de una operación, por cuestiones de salud, por decisiones familiares o por prácticas religiosas.
Los testículos son órganos que producen espermatozoides, las células sexuales de reproducción. Están dentro del escroto, que es una bolsa de piel que los protege. La parte interna de los genitales incluye los conductos deferentes, las vesículas seminales y la próstata, que producen líquidos que junto a los espermatozoides forman el semen.
• Erección y eyaculación
Eyaculación en personas con pene:
Cuando la persona se excita, el pene aumenta su tamaño porque se llena de sangre, y así se produce una erección. Las erecciones comienzan a ser más frecuentes en la adolescencia. Es común tener erecciones durante la noche y también al despertar. Generalmente, el pene pierde la erección una vez que se produce la eyaculación, que es la descarga del semen. Podemos tener erecciones y eyacular mientras dormimos, lo que se conoce como “sueños húmedos”, que son usuales especialmente durante la pubertad.
Eyaculación en personas con vulva:
La eyaculación es la expulsión de un líquido vaginal que les ocurre a algunas personas con vulva antes o durante el orgasmo. Pero el acto en sí está lleno de preguntas y mitos. Para entender mejor la diferencia entre lo que popularmente se conoce como ‘squirting’ y la eyaculación femenina hay que entender qué es un orgasmo. Como ya dijimos el orgasmo, es la sumatoria de: un fenómeno cerebral (momento de desconexión y máximo placer) y un componente fisiológico (una serie de contracciones rítmicas e involuntarias), con una duración de 15 a 20 segundos. Estas no son cifras estancas y varían siempre dependiendo de la persona.
Hay que tener una cosa en cuenta: la eyaculación femenina no es lo mismo que el squirting. Mientras que la eyaculación femenina es la liberación de un líquido blanquecino, espeso y escaso, que proviene de un órgano completamente olvidado: la próstata femenina (también conocida como glándulas de Skene), el squirting acostumbra ser más abundante y consiste en la expulsión de orina desde la vejiga urinaria. Como se expulsa diluida, no tiene el color ni el olor de la orina normal.
Es importante tener en cuenta que no todas las personas con vulva experimentan el squirting y que tampoco significa más o menos satisfacción/placer durante cualquier acto sexual.
No hay un momento ideal para empezar a tener relaciones sexuales o experimentar nuestra sexualidad. Es una elección de cada unx. Lo importante es tener la información necesaria antes de que suceda, decidir con libertad cuándo, con quién y cómo tenerlas y que la persona con quien vamos a tener relaciones también lo desee. No lo hagamos para complacer a lxs demás ni tampoco por presiones del entorno (amigxs, compañerxs o familiares). Es común que tengamos ganas y fantasías, miedos y nervios. Por eso, es bueno hablar con la persona con la que estás, compartir lo que pensás, sentís y deseás.
Cuando hablamos de relaciones sexuales es importante empezar sin apuros y darle tiempo al juego sexual, siempre con respeto y cuidado. Si las relaciones sexuales incluyen penetración vaginal y no buscamos un embarazo, debemos usar métodos anticonceptivos. Para evitar la transmisión de Infecciones de Transmisión Sexual siempre hay que usar preservativo.
• Orgasmo
Es el momento de mayor excitación sexual. Es un conjunto de sensaciones placenteras que se dan de manera diferente según cada persona. Podemos tener orgasmos a partir de diversos estímulos, exista o no la penetración. No en todas las relaciones sexuales se tienen orgasmos, pero eso no significa que no sean placenteras.
• Masturbación
La masturbación es el acto de tocar o frotar nuestros genitales para una estimulación sexual. Cuando algunas partes del cuerpo se vuelven más sensibles, es probable que queramos explorarlas. La masturbación y los juegos que nos permiten conocerlas, tanto en soledad como en compañía, son un acto íntimo, una forma saludable de explorar la sexualidad. Masturbarnos es una manera de conocer nuestro cuerpo, saber lo que nos gusta o no, y experimentar sensaciones placenteras.