Es importante tener en cuenta la manera en que las personas jóvenes percibimos nuestra imagen corporal.
Si esta imagen no coincide con la realidad, estamos frente a una señal de alarma. A veces, cuando una persona siente que su cuerpo no es el que desea tener o el que siente que la sociedad impone imitar, es que se empieza a dañar. No solo no comiendo o con atracones, sino también con conductas que lastiman y generan dolor, acompañados de un estado de mucha angustia.
Debemos estar alerta, si la persona presenta alguna de estas características:
• Baja autoestima.
• Tristeza, ansiedad, enojo y soledad.
• Relaciones personales y familiares problemáticas.
• Dificultad para expresar sentimientos y emociones.
• Fue ridiculizadx por su peso.
• Obsesión por el peso.
• Percepción distorsionada de la imagen corporal.
O a los siguientes comportamientos:
• Rechazo a comer en público y/o poner excusas para no hacerlo.
• Acumular y esconder comida.
• Desaparecer después de comer, frecuentemente al baño.
• Rituales con la alimentación (cortar la comida en trozos pequeños, masticar cada bocado excesivamente, comer muy lentamente).
• Preocupación mínima sobre una pérdida extrema de peso.
• Uso de prendas excesivamente grandes.
• Ejercicios excesivos.
La gordofobia es la discriminación que sufren las personas gordas por el simple hecho de serlo. En nuestra sociedad, la gordura es rechazada, invisibilizada, discriminada y odiada de diferentes formas. Esta discriminación se acentúa cuando se trata de identidades femeninas, donde los estereotipos de género hacen hincapié en la apariencia personal. Esto genera que se ponga más el foco en las mujeres, haciendo juicios respecto a cómo se ven y qué hacen con sus cuerpos. Un cuerpo que transgrede las expectativas de género, por fuera de las expectativas de lo instituido como hegemónico, resulta un cuerpo que se revela contra los estereotipos de belleza diseñados según el gusto y consumo masculino. Por consiguiente, los cuerpos gordos femeninos son interpretados como negación de su feminidad, y como razón suficiente para estigmatizarlas negativamente y ser agredidas verbal, psicológica y/o físicamente.
Desde el activismo gordx afirman que comer es un acto político e insisten en la idea de que la gordura no es, necesariamente, un sinónimo de falta de salud. Además, trabajan en pos de visibilizar la exclusión y vulneración de derechos para así frenar con la violencia perpetrada hacia quienes no cumplen con los estándares hegemónicos que la sociedad impone como horizontes de los modos de ser y estar en comunidad. Desde Hablemos de Todo acompañamos este camino, abogando por una sociedad respetuosa de la diversidad corporal, libre de discriminación y violencia.