Vivimos en una sociedad que fomenta el consumo generalizado de todo tipo de bienes y servicios, que no estrictamente son necesarios para vivir, sino que tienen como fin sentirse parte, ser, pertenecer. Debemos comprender los consumos de sustancias psicoactivas entre los jóvenes, dentro de un marco en el que, por un lado se experimenta la presión por consumir más ciertos objetos -tecnología, ropa, viajes, etc.- pero al mismo tiempo, se castigan otros consumos, como los de sustancias psicoactivas.
Hay distintos tipos de consumos de sustancias psicoactivas: pueden ser experimentales, ocasionales o frecuentes.
Hablamos de consumos no problemáticos cuando no afectan significativamente nuestras relaciones ni las actividades que realizamos. Por el contrario, hablamos de consumos problemáticos cuando afectan negativamente y en forma ocasional o crónica, aspectos de nuestra vida, como ser: nuestra relación con amigos, pareja o familia, nuestra salud psíquica o física, o nuestro desempeño en el trabajo o los estudios.
De las personas que consumen sustancias psicoactivas, la mayoría no tiene consumos problemáticos. No obstante, es importante tener en cuenta que usar sustancias psicoactivas, cualquiera sea, tiene riesgos.
Las sustancias psicoactivas son todas aquellas que tienen acción sobre los seres vivos y que incorporadas al organismo producen un cambio. Hay distintos criterios para clasificarlas.
Desde el punto de vista de su origen, hay sustancias psicoactivas naturales y otras que se producen artificialmente.
Desde el punto de vista farmacológico y el efecto que tienen a nivel del sistema nervioso central, hay sustancias:
• Estimulantes: estimulan la actividad mental y nerviosa. Aquí se encuentran las anfetaminas y metanfetaminas como el éxtasis, cocaína (clorhidrato de cocaína), la pasta base, paco, crack, nicotina, cafeína.
• Depresores: Producen relajación y depresión de la actividad mental. Aquí están incluidos los derivados naturales y sintéticos del opio, los barbitúricos, benzodiacepinas (diazepan, lorezepan), disolventes volátiles como los pegamentos, y el alcohol.
• Alucinógenos: producen alteraciones de la sensopercepción, del humor y de la conciencia. Incluyen LSD, ayahuasca, mezcalina, hongos alucinógenos.
• Cannabinoides: tienen una capacidad estimulante, depresora y alucinógena según la dosis y la vía de administración. Incluyen la marihuana y el hachís.
Desde el punto de vista legal, diferenciamos entre sustancias lícitas e ilícitas.
• Las sustancias lícitas o legales, como el alcohol, el tabaco y los medicamentos, son sustancias permitidas y socialmente aceptadas, lo que no quiere decir que sus efectos sean menos nocivos.
• Las sustancias Ilícitas o ilegales están prohibidas de acuerdo con la legislación actual. Entre ellas se encuentra el cannabis, la cocaína, el MDMA o éxtasis, la pasta base de cocaína, el LSD.
En síntesis, las sustancias en sí no son el problema, sino el uso que se hace de ellas y los motivos que llevan a una persona a utilizarlas. Es decir, debemos prestar principal atención a la interacción entre la sustancia, el sujeto y el contexto. Usar sustancias psicoactivas, cualquiera sea, tiene riesgos. Al mismo tiempo los sujetos, los grupos, generan prácticas de cuidado en relación a disminuir esos riesgos.
Asesorarte gratuitamente y ser atendido en cualquier centro público del país. Si considerás que tu consumo o el de alguien que conocés se está volviendo problemático, si necesitás hablar de eso o tenés dudas al respecto, podés contactarte con la LINEA 141 de SEDRONAR. Es gratuita, anónima y confidencial. Funciona las 24hs. los 365 días del año.